La astucia del brasileño es bien conocida, pero a veces esta ingeniosidad toma un rumbo equivocado. En los últimos días, las redes sociales explotaron con un video que muestra una situación peculiar y peligrosa: un conductor en el barrio de Recreio dos Bandeirantes, en la Zona Oeste de Río de Janeiro, fue captado cargando su vehículo híbrido enchufable BYD King usando energía de un poste de iluminación pública.
El video rápidamente se volvió viral, pues muestra al conductor aparcado en la calle, con un cable que va desde su coche hasta la base del poste, realizando lo que en Brasil se conoce popularmente como un "gato". Esta técnica ilegal implica la desviación de electricidad (en este caso, pública) sin pagar por ella, un acto que no solo es deshonesto, sino también peligroso.
Construir este tipo de conexiones clandestinas no es una tarea sencilla. A menudo es realizada por individuos que tienen algún conocimiento de electricidad, utilizando métodos de conexión ilegal o manipulación del medidor eléctrico. Estos actos no solo son una violación de la ley, sino que presentan serios riesgos, como sobrecargas eléctricas, cortocircuitos e incluso incendios.
En el sistema legal brasileño, esta conducta se encuadra bajo el artículo 155 del Código Penal, que clasifica la apropiación de energía eléctrica mediante conexiones clandestinas como un delito de hurto, sancionable con penas de prisión de uno a cuatro años, además de multas significativas.
La técnica del "gato" no solo viola las leyes, sino que también pone en riesgo tanto el vehículo como la seguridad del conductor y de los transeúntes. Según especialistas en automovilismo, los coches eléctricos e híbridos deben ser cargados exclusivamente en puntos de carga oficiales, equipados con dispositivos homologados que cumplen con las normativas técnicas de seguridad.
De hecho, la mayoría de los coches eléctricos vienen equipados con cargadores portátiles, diseñados para recargas de emergencia o en lugares donde la infraestructura de carga no es adecuada.
Esta flagrancia ha despertado un debate sobre la importancia de contar con más puntos de carga accesibles y seguras, visibilizando la necesidad de una infraestructura adecuada para sustentabilidad de la movilidad eléctrica en Brasil.
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